Las dos de la madrugada. Las agujas fluorescentes del reloj se mueven muy lento. El armario cruje. Todo en silencio. Y yo, con párpados pesados y sensación inquieta, sigo mirando … Continúa leyendo Recurrencia

Las dos de la madrugada. Las agujas fluorescentes del reloj se mueven muy lento. El armario cruje. Todo en silencio. Y yo, con párpados pesados y sensación inquieta, sigo mirando … Continúa leyendo Recurrencia
No me atrevo a confesarte que mis días están llenos de nuevo, que ya no sufro soñando que nunca te fuiste, ni que vuelves, a buscarme. Podría contarte que … Continúa leyendo Donde acaba el amor y empieza el olvido